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sábado, 1 de enero de 2011

Cuestión de soberanía: la del ciudadano (1)

No me voy a poner a explicar cómo, cuándo y de qué artimañas se valieron para rebajarnos a la simple condición de "consumidores y usuarios", porque como ha sido por el método de un "goteo melífero"-¿a quién le amarga un dulce? - no nos hemos enterado hasta que nos ha caído encima un baño de cal viva y, claro, ahora estamos todos despellejados.
Pero bueno, ésta es la situación. Ahora no nos vale lamentarnos. Habrá que buscarle las vueltas  y tratar de hacer en poco tiempo lo que no hemos sido capaces de prevenir para evitar que ocurriera ¡Será por falta de experiencias anteriores!


            Y la situación es que los del pueblo llano por lo visto habíamos entendido mal eso de la democracia. Creímos que como ya podíamos juntarnos más de tres y charlar tranquilamente, sin que nos llevaran los "grises" acusándonos de conspirar contra el régimen; que como podíamos decir lo que pensábamos sin que se nos acusara de comunistas y masones; que votando cada cuatro años para elegir a "nuestros representantes" esto iba a funcionar de otra manera y tendríamos "carta de naturaleza" como ciudadanos; que se pondría en marcha aquel anhelo de "un mundo mejor", en definitiva.

            Sin embargo, tuvimos un fallo imperdonable: no leímos la letra pequeña. Por tanto no caímos en la cuenta de que nos estaban haciendo aprobar algo en lo que unos pocos -los dueños de la pasta y por ende del poder- se reservaban la potestad de mandar a legislar contra el pueblo llano. Todo resultó una farsa... , porque en realidad se trataba de afianzar y extender "su sistema" con nuestro consentimiento y sin marcha atrás; y no es exclusiva de nuestro país. Ahora que ha quedado de manifiesto, porque no hay pueblo que no esté siendo víctima de sus tropelías, que el "sistema" que tienen montado es de índole planetaria, es el momento de que los pueblos de la tierra nos pongamos, mano con mano, a combatir para recuperar nuestra carta de ciudadanía y, al tiempo, cambiar las reglas de juego. Cada cual desde su pueblo, pero todos remando en la misma dirección.

            Estoy queriendo decir que, a la chita callando -¡Pero actuando en nuestro nombre!- nos despojaron de nuestra soberanía como pueblo.

            Son tantos los frentes abiertos, tantos los problemas de toda índole que han aflorado ahora, que necesariamente habrá que priorizar a la hora de ponerse a hacer cosas para que esto cambie. Si hacemos un listado de temas a abordar acabamos siempre concluyendo en que hemos delegado todo, absolutamente todo y, por tanto, lo que se impone es recuperar lo principal, lo que da origen a todo lo demás, esto es: nuestra SOBERANÍA, como personas y como pueblos.

    Hay al menos dos diagnósticos hechos. Uno al alimón por el FMI, BM, BCE, Comisión y Consejo Europeos y, sobre todo, eso que se ha dado en llamar “Mercados” que, sin embargo, tiene nombre y apellidos. Otro diagnóstico, el que no aparece en la televisión, ni en los periódicos, alternativo al anterior, que pudiera estar reflejado en los planteamientos que hacen los profesores Vicenc Navarro, Juan Torres y otros, por limitarnos al ámbito español, y que se pueden ver en sus blogs cuyos enlaces aparecen ahí al lado.

    Pero... ¿Qué hacer? o para mejor concretarlo ¿Qué podemos hacer tu y yo y aquellas otras personas que estuvieran por la labor de hacer algo, además de ir a las manifestaciones convocadas? Sobre todo si tenemos en cuenta que para el ciudadano lo único que han dejado es ir a las urnas cada cuatro años.

    Mientras lo pensamos, y aprovechando que en mayo próximo habrá elecciones, se me ocurre que podríamos hacer algo para darles a conocer a nuestros supuestos representantes que estamos dispuestos a hacer, con respecto a nuestra soberanía, algo parecido a lo que hace en la administración la autoridad que ha delegado alguna de sus facultades en otra de inferior rango cuando, por ejemplo, pierde la confianza en ésta: avoca para sí tal facultad. ¿Te imaginas que cada uno de los ciudadanos avocáramos para nosotros mismos la soberanía que hemos delegado en las Cortes Generales? Es verdad que tal como lo tienen montado no tendría efecto jurídico inmediato, pero seguro que aparecerá algún jurista tan cabreado como nosotros que le dará vueltas al tema y aparecerá con un documento que pudiéramos firmar y enviar por medios electrónicos.

    Para esta primera entrega sobre el tema ya está bien. Piensa en ello y dime lo que se te ocurra. Salud.

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